martes, 3 de junio de 2014

1. Despierta




¡¡¡¡Clonc… plafff… clink… CRASH!!!  Vale, genial. No hay mejor forma de empezar el día. Al intentar apagar el maldito despertador, vuelvo a arramblar con todos los trastos que he ido colocando en la mesita de noche durante varios días de concienzudo desorden. Me he vuelto a cargar la lamparita. ¡Buffff!

  Tiene algo de mágico levantarse un lunes cuando uno no tiene trabajo, ¿verdad?; seguro que lo tiene, solo que yo no termino de encontrárselo. Más bien creo que uno acaba levantándose porque no le queda otra. Alguna vez he intentado empalmar dos días seguidos en la cama, soñando con batir algún record; pero, llamadme hiperactivo, a partir de las quince horas en la cama empiezo a perder el sueño.

  Y como buenos animales de costumbres, comenzamos el día haciendo aquello que menos esfuerzo mental requiere; léase: bostezar, rascarnos la entrepierna y arrastrar los pies hasta el baño. Una vez allí, y ya algo más despejados, podemos realizar tareas más complejas, como poner muecas frente al espejo; comprobar si nos canta el pozo; ver si tenemos algún nuevo michelín hospedado en la barriga, y, ya que estamos por el barrio, extraer la pelusilla que ha vuelto a anidar en nuestro ombligo. Cumplimentada la rutina mañanera, me centro en los principales quehaceres de un parado. 

  Mi habitación tiene ese olor característico a uno mismo, que solo notas cuando has estado fuera un buen rato. ‘Eau de jadez’, en mi caso. Siempre he sido amante de los clásicos. Mi viejo Mac me mira, desafiante, desde su fría carcasa. Tiene que ser fácil ser ordenador; te enciendes, cumples con tu cometido, te apagas… y cuando no sirves, a tomar por culo. La putada de ser persona, es que cuando no sirves para nada, no llega alguien y te desensambla para aprovechar las partes de ti que pueden ser usadas por otros más afortunados y/o dotados que tú. Tienes que seguir encendiéndote día a día pensando que eres un lastre para tu familia, tus amigos, la sociedad y el universo en general, que bien podría haber usado los átomos que te constituyen en infinidad de mejores proyectos.

  Mientras abro el correo fantaseo con que esta mañana va a ser diferente; tengo varios e-mails en los que se me comunica que otras tantas empresas están interesadas en hacerse con mis servicios; posteriormente encuentro otro correo de un antiguo amor, de una de las páginas de contactos que frecuenté cuando creía en el destino; y, por último, ya en el clímax de mi fantasía, un mail en negrita y mayúsculas me informa de que mi boleto de euromillones ha sido premiado. ¡¡quince millones para mí solito!!

  Quince correos de ofertix, let's bonus y similares me devuelven a la realidad. Especial atención merece uno que me anima a alargar mi pene. Me gustaría saber por qué presuponen que mi campana anda escasa de badajo. En cualquier caso, ¿me abriría las puertas del mundo laboral tener una tranca de 23 cm? No sé si abrirlas, pero casi podría forzarlas, con semejante palanqueta. Quizás debería probar con el porno, dicen que da mucho dinero.

  No quisiera que me malinterpretarais; mi problema real no es económico; vengo de una familia bastante… acomodada. Mi problema es que necesito tener la sensación de que he salido adelante por mis propios medios, que soy algo más que un parásito mantenido por sus padres. No es como si me negara a recibir algo de ayuda eventualmente, pero me duele en el orgullo. Sé que aún así, lo tengo mucho más fácil que la mayoría, porque, para empezar, vivo en una de las propiedades de mi abuela, sin pagar alquiler. Pero bueno, la vida te da de cal y te da de arena. Habrá que aceptar ambas, ¿no? Mmm...¿cúal era la buena, la de cal o... 

¡BIPBIPBIP… BIPBIPBIP…!

Suena el teléfono de casa. Mientras salgo corriendo miro la hora; las 11:11, otra vez. Desentierro el teléfono de entre la montaña de ropa que hay encima del sofá. Nota mental: debería ordenar un poco la casa. En la pequeña pantalla del teléfono puede leerse "número oculto"

¿sí? 

No hay respuesta… otra vez. 

¿hola? ¿Eres tú? Supongo que sí.

Silencio… 

Hoy estoy igual, gracias. Un día más, ¿no? O uno menos, no sé. Estoy un poco… bueno, ya sabes, de lunes. Este fin de semana ha sido mejor, ¿eh? El sábado la volví a ver por la calle. Me miró; dios, ¡cómo me suena su cara! Alba; yo creo que se llama Alba; le pega. Bueno, ya tienes que estar aburrido de esta historia… o aburrida…

Vuelvo a fantasear.

Un día dirás algo, lo sé. Pero no me importa que no des el paso, ¿eh? La verdad es que me encanta que me escuches. Normalmente la gente va a su bola. No escucha, solo oye. Oyen hablar y en cuanto pueden, ¡ZAS! Meten su cuñita. Si les dices “hoy me he encontrado un billete de veinte euros” te dicen: “yo una vez me encontré uno de cincuenta”. No escuchan, solo esperan su turno para hablar.

Silencio… 

En fin, voy a salir. Tengo que ir a terapia. No sé si te lo había comentado ya. Tengo un trastorno mixto ansioso-depresivo con guarnición de estrés post-traumático. ¿Nos tomamos un café después? 

No, ya; seguramente estarás trabajando. Debes ser médico; todo el día salvando vidas. Te gusta… necesitas ayudar a la gente, ¿verdad? O no, ya sé. Trabajas en una biblioteca. ¡por eso no puedes hablar!

Paladeo mis palabras y me saben a autocompasión. Empiezo a sentir la opresión en el estómago que siempre me baja de la nube. Cuelgo el teléfono, meto el paquete de tabaco en mi mochila y cojo una chaqueta. Hago una breve visual de mi casa; Mochila, móvil, tabaco, IPod, ansiedad… si, lo llevo todo. Cuando estoy a punto de salir por la puerta, desando mis pasos para coger el mechero, que, como siempre, he olvidado en la mesita de noche. Somos animales de costumbres.

1 comentario:

  1. Vale...ahora sí que sí...

    Soy un animal de costumbres, ando perdida en casi todo, era inevitable perderme en tu blog

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